domingo, 4 de octubre de 2009

... ¡Si no hay de otra!



¡Ya!... si sé,
si sé...
tú última
maldición decía:
que terminaría
en la fosa común
¿qué más da?...
¡no te hagas el cartucho!:
¡siempre
nos gustó
la promiscuidad
de los cuerpos!

Soliloquio de un reflejo



abro y cierro los ojos con rapidez, abro y cierro los ojos con fuerza, abro y cierro los ojos con angustia. la casa me abraza hasta sofocar, se hace cada vez más pequeña; yo me hago inmensa, pesada, evidente, oprimida hasta la resignación.

abro y cierro, una y otra vez los ojos derrotados, abro lento... y los cierro rápidamente en cristales; puedo sentir el corazón en los párpados, golpes constantes que arden, el cuello rígido, una sensación interna de frío severo.

abro y cierro los ojos a la oscuridad, las piernas frágiles y sensibles a las pequeñas agujas que hieren incesantemente los pies quebradizos.

la casa se hace inmensa, los labios secos, partidos e hinchados, dejo de respirar por un momento, el pecho se dilata, trato de tragar y el ahogo se hace más doloroso... siento un golpe de aire en el cuello, seco en el paladar, amargo a los costados, cierro los ojos por impulso; logro tragar una bocanada de aire, amargo, ácido y duro, el rostro se humedece.

una corriente en la nuca, una brisa, inestabilidad desde mi espalda, vacío, como el latido de un abismo; sin saber, ni querer, ni poder, mirar.

una pesadez recorre mi cuerpo desde el suelo, los pies pegados al piso como parte de él, inseparables, me convierto en cemento, escucho el rumor opaco, lento, espeso, me recorre lenta y cruelmente, secando la piel en un soplo quemante...

tomo el aire en pequeñas porciones y lo escupo en forma intermitente, como para no descubrirme sin respiración.

abro y cierro los ojos, porque puedo abrir y cerrar los ojos, en una práctica hostil de sensaciones, a cambio de la inercia de mis piernas de cemento, piel de cemento, y la sangre espesa que aún late en esta coraza infame... extiendo sólo en mi mente, el recuerdo de la mirada tenue, lazos cortados con el mundo a través del cristal de las miradas.

abro y cierro tus ojos impávidos de no ser...

abro y cierro mis ojos al otro lado del espejo.

La vi volar



Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.

Oliverio Girondo




…la encontré,
de una u otra forma di con la mujer que sabe volar

Ahora Girondo, a ver si eres tan gentil de explicarme
-¡¿como mierda la alcanzo!?-
.
.
.

¿prefe no más?... ¡PROFE NO MÁS!... ¿qUÉ ME DICE USTED?



-Tengo maña- fue casi con puchero.

-Pero vamos al cine, se te pasará, nos juntamos en el café de la rosa, pedimos un helado de esos groseros y de ahí pasamos a ver que dan en el Biógrafo- sonó un beso al otro lado de la línea y cortó.

Encendí el segundo cigarrillo, cuando la divisé venir, tuve tiempo para pensar: no sé qué me gusta más de ella, tal vez su aspecto impávido frente a mis estupideces y provocaciones, sus ojos de gata al acecho, o como se ilumina su cadera izquierda con la escasa luz de vela cuando no dormimos en casa, esa mezcla virginal de niña pervertida, o cuando excede su labio inferior (como haciendo puchero) poniendo ojos de pena y juntando sus dedos índices, imitando el icono del MSN… no lo sé, pero aquí estamos juntas otra vez, esquivando nuestros labios, con ansia por nuestras manos, nos observamos de reojo, nos reímos, comentamos nuestros blog, como se han ido perfilando y desperfilando, apostamos por escribir algo juntas, tal vez en un rato más, se terminó el helado.

-¿Caminamos?-

-¡Caminamos!-

Aún era temprano para pasar al cine, seguimos por Merced saltando libros, hasta que llegamos a una banquita frente al Bellas Artes, casi entrando al Forestal… croqueras en manos y plumas en guardia, ella me escribía y yo la dibujaba, para personas como nosotras no hay mañana, por eso no podía evitar sentir:

-me quedo contigo, así, ahora-.

Nuestros tiempos siempre eran mágicos, hasta que recordábamos el asunto de mi no empleo y su trabajo, su horario y mi diario bajo el brazo, en fin, entre minucias divisé que una pareja de jóvenes se acercaba, de esos con aspecto de beneficiarios de proyectos psicosociales, en los que suelo trabajar, en otras palabras un par de delincuentes juveniles, colecciono un par de anécdotas en sectores de Puente Alto y San Bernardo, con aroma a hechizas, platinas y otras hierbas.

-Nos van a asaltar- alcancé a murmurar a mi niña, sólo me miró.

Llegaron pavoneándose, él guiaba, pero ella daba las órdenes, así que me aferré a sus ojos tristes de niña con rabia.

-Qué hací?... Cuántos años tení?... Trabajai?... En qué?-... preguntaba él en desorden, mientras me daba la pega de responder todo lentamente.

-No soy muy joven pa’ ser profe?-

… casi le agarré cariño por eso –treinta años no es muy joven para ser nada-

-Yo soy ladrón, no me gusta que me manden, me tengo que puro salvar, por ejemplo, si veo dos señoritas como ustedes y les pongo la pistola en la cabeza y les digo que me pasen la plata-

(la compañera me miraba a los ojos, le tocó el hombro) -pero pa’ qué nos vamos a ir en esa, "la tía" es profe-

-ya poh, (levantó una ceja, como mostrando solía hacerlo) pasa la plata-

me sonreí, abrí el bolso hacia él comentando -para eso tendría que tener plata, y ando con un libro prestado (cuando le comenté a Lito casi grita, jamás me perdonaría si le pierdo algún libro del Rubem Fonseca) y mi croquera… no me quites el libro, por fa’.

Su compañera no dejaba de hablar de las profes mala onda que le habían tocado, que le habían metido la cabeza en un lavatorio y le tiraban las orejas y el pelo –uste’ le ha pega’o a algún alumno?-

-Jamás mi niña, jamás tocaría a un alumno- la miré y mientras le tomé una mano, le pregunté -¿Me crees?-

Como que no me escuchó, miró a su compañero –Vamos, hay que salvarse-

-Ya poh señoritas, ha sigo un gusto... (él me tomó del hombro) mire, usté, no es ingeniero, abogado… ni siquiera arquitecto; es profe no más, y en este país, los profes no tienen na’: CUIDESE- lo dijo con cariño y convicción, mientras en la mira ya tenían una presa pudiente que los salvara.

Miré a mi niña, que en el tira y afloja verbal, le había entregado los cigarros al no tan pendejo, -¡menos mal que pensó que también era profe no más!- nos reímos, aunque a mí ya no me causa tanta gracia.

¡La justicia es una perra negra!



para tus manos extendidas
para sus ladridos de perro mayor
y para su cola metida justo
…justo en pleno de mi vacío
(…bueno, ya no tanto)

desde mi sesgada perspectiva, creo que “justicia” y “humildad” son a mi juicio, que goza de muy mala reputación, los conceptos con mayor dificultad para acceder a su definición, comprensión, integración y por supuesto, aun más a su aplicación; esta vez sólo me referiré al primero; Facundo Cabral decía: “la Justicia es una vieja que viste harapos, la conocí en la bohemia y me dijo: tengo tres hijos: el primero se volvió loco, el segundo lo han crucificado y el tercero… el tercero no ha llegado”

ella tiende a ser exigida y demandada, hay que considerar que cualquiera de estas acciones atenta directamente en la esencia del concepto en su significado: “lo que YO le debo al otro”, es imperativo y de carácter autoexigente, no quiero pensar en las conductas aprendidas en forma punzante y vertical, que en nombre de la “justicia” se ostentan y profesan, como “solidaridad” y/o “limosna”, convirtiéndonos en almas elevadas… por sobre el otro… ¡qué justo!.

toda esta introducción, es sólo un marco alegórico para compartir un evento que ha golpeado dulcemente mis días, les podrá parecer un estado eufórico propio de un depresivo en su etapa maniaca, en un infructuoso afán de tejer redes invisibles, pero por formación… ¿o deformación?, me niego a creer en casualidades, me gusta mucho más la idea de acto simbólico, o desde una perspectiva junguiana, trato de hacer lectura al inconsciente colectivo

-es una labrador, negra… es tuya- me ve y mueve la cola, es rápida para aprender, una hedonista en su naturaleza, está algo rechonchita y se ve divertida cuando come sentada; había tenido dos gatos, uno era “Azrael”, que es un demonio del desierto y su hijo “Mara”, que es un demonio en la India, mi idea era continuar la descendencia demoníaca, pero la sugerencia me resultó agradable –Dana, creo que tiene una “h” en alguna parte, tal vez quiera decir algo- el diccionario etimológico acusó su origen Hebreo, Dana, sin h, quiere decir “Justicia” y llegó metiendo su oscura cola en mis días, sin esperarlo y sin aviso.

-GRACIAS-

La Torre



aquí está la piedra, la insignificante.
ciertamente vale poco en cuanto a precio.
será desdeñada por los ignorantes,
pero tanto más amada por los sabios

Arnaldo Vilanova
Alquimista

-si la entropía es afuera, también lo es adentro- ...si bien el tono puede ser un poco irónico, a veces es mejor escuchar a los buenos enemigos y detenerse a pensar con sentido, para no caer en las garras de la incertidumbre y desordenar las piezas de este ajedrez carnal, hay que procurar eso sí, ser el rey en su propio juego, sería muy triste sólo ser carne de cañón o jugar un rol secundario en su propio tablero.

me he detenido a observar desde una estación de tiempo, entre viñas, queltehues y tus bordes un abismo añejo; lo sé, si quisiera suicidarme, lo podría hacer saltando desde mi ego, pero no, el gran Nietzsche me ha inspirado, pero aún no he logrado convertirme en ese hombre moralmente libre, me niego a terminar de construir mi destrucción

me repliego en una contracción constante y puntillosa, sólo para reconocer los rincones remotos de estos muros opacos que soy, me reflejo en el arcano carente de extensiones de sentidos, con cada hemisferio expulsado del sí mismo por ese algo, que ni siquiera me atrevo a nombrar, sólo hoy percibo en forma visceral “vocatus atque non vocatus deus aderit”

la aparente destrucción ha elevado los muros de esta fortaleza rústica, extensa que late, que arde en gemido constante y creciente, me he labrado desde tiempos, en memorias ajenas, mañana inmensas… en mi alma he dibujado un letrero amarillo con grandes letras que dice –DISCULPE LAS MOLESTIAS, ESTAMOS TRABAJANDO PARA USTED- la alquimia del alma sabrá forjar en estos metales, la savia que le dan sentido a esta sombra pequeña de psicópata itinerante… saludos estimados, por si a veces me pierdo... saludos estimados por si otra vez muero

¿analfaberta emocional... o ataque al hígado?



arránq ueme, señora,
las ropas y las dudas
desnúdeme, desdúdeme

Noche
Eduardo Galeano


La sensación térmica bajó desde el lunar en la planta de mi pie izquierdo, como un cosquilleo a veces doloroso, se extendió en forma dispersa por las piernas; a la altura de los hombros, atrás, un ácido metálico hizo su recorrido punzante y ascendente hasta enjugar el paladar.

En la cabeza sus palabras tenían eco y podría jurar que vi titilar en alguna parte: “NO HAY SISTEMA”.

El corazón se desbordó, quedó pendiendo con un latido de la última costilla del lado derecho, se contuvo como en contracción para no seguir la caída libre.

No sé, cómo no me di cuenta antes, pero la cama es inmensa y tal vez porque dejé de respirar un momento, juraría que el techo estaba más alto que de costumbre; durante un segundo el silencio fue absoluto, incluso los grillo que siempre hicieron gala de sus cortejos, esta vez brillaron por su ausencia… fue un segundo… pero se me hizo eterno.

Supongo que a eso se refiere mi hermano virtual, cuando dice que –“el cuerpo es un lector emocional”- frente a lo que debo declarar, con mucho pudor, que me siento analfabeta, -¿estás seguro, Octavio, que estoy descifrando un mensaje emocional… y no estoy teniendo un ataque al hígado?- ... ahora que lo pienso, puedes añadir a mi anamnesia, que justo antes dijo:

-te quiero… porque te quiero-

tal vez



¡Quieta ahí!
-tus labios… o la vida!

Ismael Serrano


"-los peces de colores,
sólo tienen 3 segundos de memoria…
si tardan 3 segundos en rodear la pecera,
todo es nuevo otra vez…
cada vez que dos peces se ven,
es como la primera vez…-"

de “…la memoria de los peces”


el humo hoy me hace juego,
deja que me tienda en la obscenidad de las sombras,
quiero saberte pero mi piel se desgrana.

a mano alzada, me dibujé dibujándote.

no, no… por favor sólo deja esa luz, …
¡detente ahí!, te ves hermosa… ¿lo sabes?

si pudieras soltar tu cabello...
me gusta ese mechón que enfatiza tus ojos
y enmarca la huella de mis labios.

viste desnudo pueril e indecente
que partirá en dos mi memoria,
arranca las telas y
deja trazar con mis dedos…
las líneas que olvidarás
en el lienzo de tu espalda.

derrama tus vertientes de cáliz vehemente
en hálito punzante inculpa cada latido insurrecto

deja coger desde mi sombra uterina
cada uno de tus bordes
tan pulcros, tan amados… tan lejanos

deja que tus lazos sean los míos
y nutre esta memoria de tu belleza

…tal vez esta sea en realidad
la primera vez
que he visto a una mujer desnuda

…tal vez esta sea la primera vez
que me siento desnuda.