martes, 7 de septiembre de 2010

Manchas de Grifo



ella cruzó las piernas, estiró el cuello como pato bebiendo agua, respiró, levantó una ceja y me miró como quien ve un suministrador de agua para bomberos... me sentí amarilla por un momento, agregué casi distraída, que en realidad veía a dos y que se miraban entre ellos; no pretendo detenerme para hablar con esta niñita sobre mitología que si no fuera porque el aire acondicionado de su consulta, deja ver a través de la blusa casi transparente, color verde pistacho, su falta de sujetador, no me habría detenido mucho tiempo... parece que mientras más se molesta de mí, más se erectan sus pezones de niña malcriada, recordando mi más tierno pasado, ¡tengo sed!...
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sin embargo ella saca otra lámina de manchitas, esta vez de colores y se vienen a mi mente las palabras de mi hermano, pendejo vanidoso que entre una de sus “visitas” por la universidad, intentó estudiar psicología...
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- cuidado con lo que ves y si en su defecto, no lo puedes evitar: CUIDADO CON LO QUE DICES -
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a esas alturas frente a mi estaba una perfecta y sicalíptica bacanal... todos contra todos, entre carnes abundantes, algunas abiertas, miembros alzados y ninguna doncella; su mirada se clava en mis labios viciosos en pleno saboreo, como leyendo el gesto, sonríe provocativa, preguntando pero sin decir nada:
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- mariposas, veo muchas mariposas - ella tragó saliva.
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