miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿y si fuera él?



…quiéreme cuando menos lo merezca,
…porque será cuando más lo necesite
Dr. Jeckyll


He cometido el peor pecado
que uno puede cometer
…no he sido feliz
Borges


…tras de mi se cerró la puerta de la universidad y el eco de tu risa cuando comenté sobre mi cita a ciegas -…y si te encuentras con un psicópata- me encogí de hombros y con una sonrisa mientras buscaba los fósforos en mi gabán –qué más da… si me encuentro con un psicópata, él se encuentra conmigo- caminé ridículamente, al menos eso imagino, es como cuando la gente tiene esa actitud pueril y camina a saltitos, pero con mi cojera la mezcla estética no da buenos resultados… bueno, ¡que importa!, la noche, el humo y al final de la calle: Tú.

…estaba ansiosa de experimentar la química, ese abismo entre el hombre de mi vida y un perfecto desconocido, ese fenómeno extraño que te hace sumar cualidades en un alguien y al menor roce, eres la versión invertida de un cuento de hadas: besas a un príncipe y adivina en qué se convierte…

…cada vez que me enfrento a otro, es jugar a la ruleta rusa y peor, la cabeza no para y el corazón se desborda.

…en el camino hice un breve recorrido de las cosas que me enamoran, esos detalles que me hicieron vibrar cuando los capté… cuando los quise para mi… o cuando los perdí: un bajista de una banda rock, que arrugaba la nariz para saludar, me habría puesto mil veces frente a él, sólo para cruzar un sin sentido “hola”; cuando el padre de mi hijo me contaba cuentos en donde la princesa siempre era yo; mi querido vampiro en Valparaíso cuando amanecíamos fotografiando la bruma y esa luz tan escasa para nuestras almas abruptas; esa actitud desafiante a lo Nina Simone cuando me cantaba en contraste a su rostro de niña; los celos de mi Cleopatra dark cuando Verónica me buscaba después de clases… cuando aparecía de impoluto negro en mi sala, para leer algo de Nietzsche; o “niño” que llamaba sin tener nada que decir… y no decía nada…

…como quien se precipita al abismo en medio de la oscuridad, me encontré con el corazón contraído, aferrado a una duda:

¿…y si es ÉL?...

…hasta ahora estaba tranquila frente a un “hay que arriesgarse a que no sea destino”, las dudas nunca han sido conflicto… ¡pero las certezas! ¡Ay!

…doblé una cuadra antes del pudo ser, me cubrí la cara para que nadie descubriera esa vergüenza… infantilismo y temor.

…y aquí estoy, protegida por el vidrio, con el corazón entre la nuca y mi lengua, sin poder nombrar a nadie… sin un nombre en mis pupilas a quien llorar… no quiero volver a escuchar Ne me quitte pas, me he convertido en una maldita cobarde que no quiere tener qué perder.

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